Atlanta Hawks y la noche en la que venció a Miami Heat sin anotar un solo punto

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La temporada regular NBA dispone de 82 partidos. Una cifra tan alta da para muchísimo. Actuaciones sobresalientes, otras lamentables, piques, gestos de respeto. Historias de gloria y tragedia. Esos 82 partidos generan una cantidad ingente de sucesos, incluidos unos que podemos calificar como extraordinarios.

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O si lo preferís, en concreto para esta historia y otras que ocurren en contadas ocasiones, sirven también los términos extravagante, estrambótico o incluso singular. Es más, puede que para esta historia se ajusten mejor. Porque la NBA deja muchísimas y maravillosas historias, y algunas de ellas son tan inusitadas como prodigiosas. Y es el caso de la que nos ocupa hoy.

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Corría la temporada 2007-2008, una en la que el Este presentaba una diferencia de clases enorme. En general era un grupo débil de equipos entre los que estaba el Heat de Dwayne Wade. Miami se había coronado campeón de la NBA meses antes, en 2006, por primera vez en su historia. Sin embargo, la imagen mostrada en 2007 era muy lejana a la de esos campeones.

Marchaban 7-17 y desprendían sensaciones realmente malas en diciembre de aquel año. Shaquille O´Neal había dado un paso más en su evolución de pivote más dominante a figura más ancha que larga, y los complementos, que tampoco brillaban en el año del título, eran de peor calidad. El equipo rezumaba a reconstruccón.

En ese contexto visitaban el 19 de diciembre el Philips Arena de Georgia. Enfrente tampoco se situaban los mejores Atlanta Hawks. De hecho, el equipo peleaba a duras penas en ese flojo Este por clasificarse a los Playoffs por primera vez desde 1999. Casi una década sin jugar en abril para una franquicia siempre competitiva, pese a que su único título quedase ya lejos, en los albores de la NBA (1958).

Mike Woodson era el entrenador de una plantilla joven en la que destacaban Joe Johnson, Josh Smith, Marvin Williams y Al Horford, todos rondando la veintena, con Iso-Joe como líder a sus 26 años. Pese a disponer de estas promesas el equipo era inconsistente. Tampoco brillaba el grupo de veteranos: Mike Bibby, Tyronn Lue o un Anthony Johnson que, justo en este duelo ante Miami, sobresalió.

Un partido a priori poco interesante. El Heat ya estaba en el fondo del Este y las mejores previsiones para Atlanta les colocaban en los últimos puestos de la Conferencia. Pero cualquier encuentro puede sorprender, y este lo hizo. El final se ajustó, tuvo varias acciones notables y Ricky Davis dispuso de un triple liberado desde la esquina para matar sobre la bocina. No fue así y hubo prórroga, momento en el que se produjo el lío.

La no expulsión de Shaq

Steve Kerr, Shaquille O

El estatus de leyenda era tan innegable como su declive. O´Neal produjo 16 puntos y 7 rebotes en una mala actuación. Poco participativo en ataque, lento en defensa y perdiendo balones. Aun así, tenía que estar sobre el parqué. Era obligatorio en un final apretado. A falta de 51,9 segundos los árbitros señalaron una falta en su contra. El electrónico marcó la sexta personal y Shaq se marchó expulsado al banco.

Horford metió unos tiros libres, Miami no pudo responder y Altanta metió tres puntos más para sentenciar. Marcador de 117-111 y noche de disfrute. O eso parecía, hasta que el Heat se dio cuenta del error: la mesa había marcado una falta previa de Udonis Haslem como la quinta de O´Neal. Cuando expulsaron a Shaq por  su sexta, esa debía aparecer como su quinta.

La franquicia afectada elevó una protesta y la NBA deliberó durante varias semanas. Hasta que el 11 de enero de 2008 anunciaron su decisión. Hawks y Heat jugarían de nuevo esos 51,9 segundos finales, pero lo harían el 8 de marzo, cuando se veían las caras de nuevo en el Philips Arena. Primero correrían ese final, después habría un descanso de 15 minutos y comenzaría un nuevo Hawks vs. Heat.

"Somos humanos, cometemos errores", dijo el entonces propietario de Atlanta Michael Grearon Jr., que vendería en 2015 la franquicia al grupo controlado por el actual dueño, Anthony Ressler. "Ciertamente no hubo malicia al respecto. Tenemos uno de los mejores grupos de anotadores de la liga, de los que tienen más experiencia. No hay mucho más que podamos hacer".

Quedaban un par de meses y por el medio asomaba el límite de traspasos, más para Miami que para Atlanta. Los por entonces dirigidos por Pat Riley registraban un 8-29 cuando la NBA anunció su decisión. Era la primera vez desde diciembre de 1982 que sucedía algo así, cuando Lakers y Spurs tuvieron que repetir un partido tras una protesta de los texanos. San Antonio perdió tras doble prórroga y consumarían su venganza más tarde, al ganar la reedición en abril de 1983, precisamente ante unos Lakers entrenados por el mismo Riley.

Para estos 51,9 segundos la liga dictaminó unas normas sencillas y lógicas. El reloj marcaría ese tiempo restante y el marcador señalaría el 114-111, con balón en posesión de Miami. Además, los jugadores que llegaron a ambos equipos antes del límite de traspasos podrían jugar. Y es aquí donde llega la mejor parte: Shaq fue traspasado en febrero a Phoenix, así que el epicentro de la repetición ni siquiera jugaría. Irónico.

En su lugar estaba Shawn Marion, que disputó tan solo esos 52 segundos. Es curioso consultar el box score y darse cuenta de esto. Jugadores como Marion, Jason Williams, Bibby o Josh Childress aparecen al fondo de las cajas, como si hubiesen jugado el partido de diciembre.

Ninguno de los dos equipos consiguió anotar en ese cierre. Ni un solo punto. Así Atlanta ganaría esa noche el primer partido sin anotar, ya que al tomar la decisión la liga de repetir el partido quitaron una victoria a los de Woodson y una derrota a los de Riley, y ganaron también el segundo al imponerse con 39 puntos de Joe Johnson.

Como curiosidad se han repetido seis partidos en la historia de la NBA. El protagonista del artículo, ese Lakers vs. Spurs del 82-83, un Nets vs. Sixers de 1979, un Cavs vs Braves de 1971, un Hawks vs. Bulls de 1969 y un Hawks vs. Warriors de 1952. Sí, los Hawks han estado en la mitad de las repeticiones. Les gustarán los trhillers.

También cabe resaltar que los Suns jugaban en  diciembre, la noche del partido original, así que Marion aparece en la misma jornada disputando dos partidos diferentes con dos equipos distintos. Y, por último, esa primera fecha, la del 19 de diciembre, será también recordada por ser la última en la que Alonzo Mourning disputó un partido en la NBA. En una acción temprana arriesgó su físico y puso fin a su carrera. Ya había anunciado que la 2007-2008 sería la temporada de su retirada, aunque doliese esa forma de verlo marchar. Quizás también ilustrativa de su carrera, porque justo mostraba lo que había sido Zo: un guerrero comprometido como pocos.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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