El efecto Chris Paul: todos los equipos en los que juega el legendario base mejoran

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devin booker Chris Paul

Es un ganador sin anillos, porque no necesita un campeonato para demostrar su valía. Pocos jugadores hemos visto capaces de aportar tanto a un grupo, ya sea en construcción de una cultura ganadora como para reforzar a conjuntos de Playoffs. Chris Paul ayuda a ganar y los Phoenix Suns son su último experimento. 

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La gran victoria de Phoenix ante Utah Jazz deja a los de Arizona a tan solo 1,5 partidos de distancia del primer puesto del Oeste. Los Suns no visitan la postemporada desde el año 2010, cuando Steve Nash era el líder veterano del equipo. Ahora, más de una década después, CP3 aporta ese extra que faltaba al joven núcleo con Devin Booker, Deandre Ayton y Mikal Bridges. No es la primera vez que ejecuta una tarea del estilo.

En la 2019-2020 impulsó a Oklahoma City Thunder, con el diamante de Shai Gilgeous-Alexander al frente, para construir un equipo ordenado y que conseguía explotar su rendimiento por encima de lo esperado. Se metieron en Playoffs cuando nadie contaba con ellos. Vimos a un CP3 más anotador y orientado a repartirse el juego con Shai y Dennis Schroder. Sin embargo, en la 2020-2021 descienden sus tiros al aro para regresar a su faceta de creador para los demás. ¿El resultado? El mismo que en Oklahoma City.

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Esto no se reserva a sus etapas con el Thunder y los Suns: todos los equipos por los que ha pasado el base han visto cómo sus victorias se incrementaban automáticamente. No es casual. Paul es uno de los líderes más respetados de la liga. Todo un veterano, general en el campo y gran competidor.

Tal y como apuntan los compañeros de StatMuse, Hornets, Clippers, Rockets, Thunder y Suns mejoraron tras conseguir a Paul: Charlotte pasó de un 22% a un 46,3% de victorias con su llegada; los Clippers, que lo adquirieron para unirlo en sus mejores años con Blake Griffin, pasaron del 39% al 60,6%; Houston, donde el deseo de Harden y CP3 era de jugar juntos, de un 67,1% a un 79,3%; y finalmente Oklahoma City de 59,8% a 61,1%, y Phoenix de 46,6% a 72% (actual).

¿Es únicamente responsabilidad del base? Por supuesto que no. Cuando un equipo se ha hecho con Paul recibían mayor atención mediática, más interés de agentes libres y nombres destacados y, sobre todo, añadir una presencia cuyo impacto va más allá que la estadística. Porque, si nos fijamos en las cifras de este año, Chris promedia 16 puntos, 8,8 asistencias, 4,7 rebotes y 1,5 robos. Destacado, pero sin estar cerca de sus topes. Ya en su etapa experimentada, actúa de mentor. Paul trae consigo la experiencia del que conoce lo necesario para ser un competidor serio.

La pregunta es si debe recibir alguna mención por el MVP. No lo ganará, ya que está reservado para los mejores rendimientos individuales acompañados de récords de élite, pero Paul es esencial para comprender la radical mejora de Phoenix. Lo que están consiguiendo este año en Arizona sería imposible sin él, comenzando por la mejora que ofrece Ayton en ambos costados. De hecho, Nash ganó el MVP con Phoenix en la 2005-2006 con promedios de 18,8 puntos, 10,5 asistencias y 4,2 rebotes con un 65,9% de victorias.

Sea cual sea el caso, el efecto Paul es una realidad. Como todos ha tenido sus baches, quizás los más destacados sean las Semifinales de 2015 con Clippers ante Houston y el de su segunda y última temporada con los Rockets, la 2018-2019, en la que hubo problemas internos y él demandó cambios en el sistema de juego. Después, tras unos flojos Playoffs, fue traspasado al Thunder y recibió la etiqueta de "contrato tóxico". En su contra está el haber jugado solo unas Finales de Conferencia, precisamente con los Rockets en 2018, pero a nadie le pesa más que al propio jugador. Porque Paul, pese a no tener un título NBA, es un campeón. Un ganador sin anillos.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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