Derrick Rose en Chicago. Esa oración siempre generará una sensación especial, unas ganas de ver un momento que desprende recuerdos e instantes mágicos. Porque nadie puede borrar de sus retinas aquellos años donde el base brillaba en su casa, cuando hacía de los Bulls un equipo protagonista y que le permitía posicionarse en la cima. Por algo supo ser el MVP más joven de la historia en 2011, en el inicio de lo que parecía un camino de película que se convirtió en pesadilla por el calvario de lesiones.
Pero el tiempo acomodó las cosas y fue justo. A alguien que luchó contra todos los pronósticos, le dio una oportunidad más. Y Rose completó una de las mejores historias de redención de los últimos años que, este viernes, lo pondrán frente a una visita especial a la que supo ser su casa. En realidad, a la que será siempre su casa. ¿Por qué especial? Porque el ahora base de Detroit Pistons se medirá contra los Bulls en pleno momento de brillo, confirmando la recuperación de su mejor nivel después de los eternos problemas físicos que parecían condenarlo.
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Que quede claro: este D-Rose no es aquella bestia explosiva que dominaba con los de Illinois. Pero su versión actual le permite destacarse de otra forma. A los 31 años encontró su nuevo lugar en el mundo en Detroit, que le permite llevar a otro punto todo lo bueno que había mostado en la 2018-2019 con Minnesota Timberwolves. Este Rose más maduro, pensante y selectivo es uno de los mejores Sexto Hombre de la NBA actual. Impensado hace años. Pero 100% real.
"La organización y el staff han sido geniales hasta ahora. Estoy sorprendido por todo lo que me rodea. Y estoy feliz de estar acá, por la situación y el contexto. Considerando el lugar en el que estaba en todo sentido hace unos años, me siento feliz de haberlo atravesado de alguna manera junto a mi familia y amigos. Estoy agradecido, y trato de disfrutar estos momentos", remarcó Rose en una entrevista con KC Johnson (NBC Sports).
En estos cinco partidos de la 2019-2020, el jugador de los Pistons está promediando 20,4 puntos (55,3% campo), 1,6 rebotes y 6,2 asistencias en 25,0 minutos desde el banco, registros que no tenía desde sus últimos años en los Bulls antes de la primera gran lesión (2011-2012). Es más, si proyectamos a 36 minutos, hablamos de 29,4 tantos, 2,3 recobres y 8,9 pases gol. Sí, datos de una estrella.
Así y todo, lejos está de cambiar esta nueva forma de ser. Destacarse no lo hará creerse más de lo que es, o pensar que es el de antes. Este Rose es otro. "Esto requiere madurez, requiere el haber aprendido del pasado, de situaciones en las que estuve. Tuve que crecer y entender lo que estaba haciendo. Estaba claro que iba a tener otra oportunidad", remarcó, y agregó: "Entendí que esto no se trata de mí. No tengo una actitud pomposa. Estoy acá para escuchar, entiendo donde estoy y las circunstancias que tengo ante mí. Ahora siento que me pueden poner en cualquier situación, con cualquier grupo o equipo, y saldré adelante".
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Sus partidos contra los Bulls en Chicago
El de este viernes (18 CDMX, 21 de Argentina) será el tercer encuentro de Derrick Rose visitando el United Center. Y hasta acá tuvo éxito, ya que ganó las dos veces previa.
La primera fue el 4 de noviembre de 2016, vistiendo la camiseta de New York Knicks. Fue triunfo por 117-104, completando un gran doble-doble: 15 puntos, 11 asistencias, 7 rebotes, un robo y un tapón en 38 minutos.
La otra fue el año pasado, el 26 de diciembre, de la mano de los Timberwolves. Fue paliza por 119-94 ante los Bulls, y D-Rose volvió a brillar: 24 tantos, 3 recobres, 8 asistencias y 2 recuperos en 38 minutos.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.