Devin Booker aprovecha el cambio radical de Phoenix Suns y explota su versión All-Star

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La cuestión de las falsas estrellas y las estadísticas vacías es una de las más interesantes y complejas en el mundo NBA. Jugadores que producen pero no son primera línea. O aquellos que lo hacen pero no consiguen llevar al éxito a su equipo.

Son varias las jóvenes joyas y piezas más hechas las que reciben estas etiquetas. Uno de ellos, de los jóvenes más destacados de la competición, lleva tres temporadas con esa descripción de "estadísticas vacías". Y no es otro que Devin Booker, con 24,3 puntos por partido entre la 2016-2017 y la 2018-2019, pero con un total de 64 victorias en 246 encuentros.

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En este inicio de temporada, los Phoenix Suns han ganado 5 partidos y perdido 2. Superaron a Sacramento, Clippers, Warriors, Memphis y Sixers, y han caído por apenas punto contra Nuggets y Jazz.

"Se siente bien. Ha sido un esfuerzo colectivo. Jugamos juntos, desde el principio hasta el final. Todos, nuestro banco es muy importante. Cuando movemos la pelota funcionamos en ataque, aunque todo empieza desde nuestra defensa", analizó Booker, quien a sus recién estrenados 23 años vive una temporada de cambio. Los Suns marcaron diferencias en verano al recomponer su organización, su plantel y comprometerse a instalar una cultura competitiva. De momento, aunque la muestra es pequeña, el equipo enseña una cara irreconocible con lo visto durante el último lustro.

Toca centrarse en el escolta, aunque por dar algo de contexto colectivo: Phoenix es el 10º mejor ataque y la 7º mejor defensa de la NBA.

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Siempre se le ha achacado a Booker que se centraba demasiado en anotar, que no buscaba las victorias del equipo y que en defensa podía trabajar más. Lo primero y lo último -sobre todo lo de la defensa- es cierto, aunque el entorno no acompañaba y era siempre el jugador formado en Kentucky el que tenía que salvar la imagen del equipo en cada encuentro.

La llegada de un técnico como Monty Williams y de veteranos como Aron Baynes y Ricky Rubio han dado a Booker una dimensión diferente, tanto sobre el parqué como a nivel de actitud. Ya antes del inicio del curso dijo que este año lo veríamos hacer más cosas por el equipo y, de momento, no defrauda. Tira menos, anota mejor, defiende más y está implicado a un nivel superior.

"Los fans llevan 10 años esperando a que se termine la sequía de los Playoffs. Venimos con una mentalidad de trabajo duro desde el training camp. Este es un grupo muy especial. No tenemos a los más atléticos, a los más fuertes o a los más rápidos, pero tenemos jugadores muy inteligentes que juegan los unos para los otros", explicó un maduro Devin.

Como decimos, Baynes y Rubio son dos presencias capitales para él. El australiano le sirve potentísimos bloqueos y genera espacios para el escolta, o bien cuando va hacia el aro o cuando sale a tirar. "No creo que nadie ponga mejores bloqueos que Baynes, y lo digo porque también las he sufrido como rival y en los entrenamientos. Es muy vocal, una adición tremenda para el equipo", elogió al australiano.

Un perfil como Ricky, en tanto, era obligatorio para Booker. De momento se están viendo a la perfección mutuamente. El español descarga a Devin para que éste se centre en anotar, en su juego sin balón y en ser más eficiente.

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"Por supuesto. En uno de nuestros primeros partidos vino Ricky y nos dijo que todos los últimos cuartos son tiempo de ganar y tenemos que estar centrados, vayamos 20 arriba o 20 abajo. Cada posesión cuenta. Hay que cuidar más la pelota, hoy debería haberlo hecho, aunque en general lo hemos conseguido", remarcó el escolta.

Y por supuesto, en defender más. El trabajo de Booker atrás ha mejorado de forma notable en el comienzo de la 2019-2020. Más deflections, más agresividad y más faltas, muestra de una mayor intensidad (3,1 faltas en 34,9 minutos en las últimas tres temporadas, en la actual promedia 4,3 en 34,4 minutos).

Pero es imposible dejar a un lado su faceta anotadora, porque es la mejor de su arsenal. Los números y lo visto en cancha indican una tendencia clara: Booker juega con menos balón, lanza menos y anota mejor que nunca. No tanto en promedio, que está en el segundo mejor de su carrera (26,1, contra los 26,6 de la pasada) sino en eficiencia.

Su partido de 40 puntos por supuesto infla la estadística, pero es que es uno de los jugadores que más facilidad tiene para anotar 30 ó 40 tantos sin despeinarse. De hecho, su actuación contra los 76ers es poco habitual. Solo había 24 partidos en la historia de la NBA en los que un guard (base/escolta) hubiese anotado 40 o más en menos de 20 tiros y con un acierto superior al 75%. Booker sumó el número 25 con su show anotador ante Philadelphia.

Por dar más datos, pongamos en contexto las cifras del curso anterior y el presente:

  • Puntos por partido: 26,6 | 26,1
  • Asistencias por partido: 6,8 | 5
  • Tiros por partido: 19,6 | 18,1
  • Acierto en tiros de campo, triples y libres: 46,7 / 32,6 / 86,6 | 53,5 / 50 / 90
  • Uso de balón: 32,9% | 29%

Eficiencia anotadora como pocas veces se ha visto. De hecho, ningún jugador en la historia de la NBA ha terminado una temporada con más de 26 puntos de promedio, 5 o más asistencias, un 45% en triples y un uso de balón inferior al 30%. Solo Larry Bird y Damian Lillard han conseguido campañas así, aunque con porcentajes del 42 y 40 en triples.

Queda mucho todavía, la muestra es de solo 7 partidos y pueden pasar -y pasarán- demasiadas cosas en la temporada. Lo que es innegable es que estos Suns son diferentes, ganen o pierden más. Y este Devin Booker es mejor, principalmente porque le han dado una estructura para explotar lo mejor de su juego.

Porque juzgarle y etiquetar a un talento así de 23 años como "estadísticas vacías" sin ni siquiera darle una buena ocasión de lucirse en un entorno competitivo hubiese sido muy injusto. Y Devin mira, ilusionado, a terminar con la sequía de Playoffs de Phoenix y, por qué no, a debutar en el All-Star.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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