LeBron James y Kyrie Irving y el inicio de la imposible remontada del 3-1 de los Cavaliers a los Warriors en 2016

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LeBron James abraza a Kyrie Irving

El segundo anillo de Golden State Warriors estaba hecho. Dos campeonatos en siete Finales para LeBron James parecía más real que nunca y Kyrie Irving, con solo 23 años, sumaría dos series finales perdidas con solo una disputada. Era imposible levantar un resultado tan adverso. Nadie jamás había remontado un 3-1 en contra en la historia de Las Finales. Hasta que ellos lo hicieron.

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El 13 de junio de 2016

LeBron James y Kyrie Irving

Se cumplen tres años de una fecha mágica para los aficionados de los Cleveland Cavaliers y muy relevante en la era moderna del básquetbol. El único Larry O'Brien que no se han llevado los Golden State Warriors en la era Steve Kerr comenzó su camino más improbable hace justo tres años.

Los Cavaliers perdían la serie 3-1 y los resultados no podían ser más diferentes. Perdieron el Juego 1 en el Oracle por 15 puntos y el segundo por 33. El tercero, ya en The Quicken Loans Arena, se lo llevaron los locales por 30 puntos y el cuarto se les escapaba por 11 tantos. El primero de Ohio parecía un sueño imposible.

Y así, el 13 de junio los Cleveland Cavaliers estaban preparados para morir y el legado de LeBron James se tambaleaba seriamente. El camino era terrible y nadie consideraba una mínima opción de milagro: era un partido en el Oracle, otro en The Q y, si lograban lo imposible, un séptimo de nuevo en el Oracle.

LeBron y Kyrie, Kyrie y LeBron

Una de las noches más salvajes de la historia de la NBA a nivel de talento individual. Los Cavaliers vencieron en el quinto en Oakland con 41 puntos de Kyrie y otros 41 de LeBron. Hasta la fecha, los únicos compañeros en conseguir 40 puntos cada uno en el mismo partido de las Finales. James añadió 16 rebotes y 7 asistencias, mientras que Irving sumó 6 asistencias.

Una exhibición absurda de defensas colectivas de perros viejos de los Cavs y aclarados en ataque en los que El Rey y Uncle Drew parecían ir por turnos. Y en el siguiente, en el sexto en casa, James repitió con 41 e Irving añadió 23 para forzar el séptimo. El resto es historia.

Esta noche los Golden State Warriors están en una situación parecida a la de Cleveland antes de aquel sexto partido. Juegan en casa y con más moral después de la anterior victoria, aunque lo hacen tras la terrible lesión de Kevin Durant, en busca de forzar el Juego 7. Un partido definitivo que, al igual que esos Cavs ante ellos mismos, jugarían fuera de casa.

Dicen que la historia tiende a repetirse. ¿Viviremos un nuevo capítulo con los Warriors como vencedores del milagro del 3-1 en vez de vencidos?

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