La temporada de redención de Blake Griffin en Detroit Pistons

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Blake Griffin ya no es más aquel volcador increíble que ni bien ponía un pie en la cancha era automáticamente el jugador más atlético de todos los que había a su alrededor. Aquellos partidos de Los Angeles Clippers de 'Lob City' se volvieron por un largo tiempo televisión obligada. Pero en una de las movidas más inesperadas de los últimos años, los Clippers lo entregaron a Detroit luego de haber firmado un contrato por cinco años y 173 millones de dólares. A causa de las lesiones, lentamente su rodilla empezó a denegar los vuelos espectaculares que solía regalarnos. Cualquier otro jugador, o la mayoría de ellos, podría haberse hundido ante esta nueva realidad. Pero no Blake Griffin.

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El salido de la universidad de Oklahoma se convirtió gradualmente en un tirador muy confiable de media distancia con muchísima movilidad en el poste y todavía capaz de dominar físicamente a los rivales. Es el ejemplo ideal para quienes afirman que el tiro se puede aprender una vez terminado el paso de la Universidad, ya que ni bien entrado a la NBA y hasta su sexta temporada Blake intentaba menos de dos triples por partido con una efectividad del 33%. Hoy no solamente tira siete intentos por juego, sino que lo hace con un porcentaje del 37%. Pero así como cambió la Liga, Blake se adaptó de manera casi perfecta. Un ejemplo.


 

Esta temporada de Blake fue la mejor de su carrera, promediando 24,5 puntos, 7,5 rebotes y 5,4 asistencias con splits de 46% desde el campo, 36% de triples y 75% desde la línea de libres. Lo hizo jugando 75 partidos, la mayor cantidad desde la temporada 2013-14. Pero más allá de lo hecho adentro de la cancha, Griffin fue un ejemplo como líder. En una NBA donde la habilidad de liderazgo entró en declive hace tiempo, el ala-pivote se volvió un ícono de Detroit, donde rápidamente se ganó el respeto del entrenador, Dwane Casey, sus compañeros y más importante, de la ciudad.

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En el Juego 4, el último de la barrida frente a Milwauke, Blake salió a la cancha sabiendo que no debía hacerlo por su lesión en la rodilla. Lo mismo había hecho el partido pasado. Aún así, Griffin posteó números de 27-6-7 y 22-6-5 respectivamente. Pero en ese último se retiró a falta de 7 minutos y la ovación de todo el estadio fue escandalosa.

"Dio un discurso apasionado en el vestuario sobre qué tan orgulloso estaba de jugar con sus compañero y el futuro que ve en cada uno de ellos", dijo Casey post partido. 

Cuando alguien pregunte qué significa dejar todo en la cancha, hay que mostrar el ejemplo de Blake Griffin esta temporada. Sí, otra vez fue atacado por las lesiones en el momento más crucial y se perdió cuatro de los últimos siete partidos de la temporada regular (más dos de la postemporada) Pero dejó todo, aún cuando nadie se lo había pedido porque era muy probable que los Pistons fueran barridos igual en primera onda. Por eso, automáticamente se ganó el respeto del mundo NBA. Nada mejor para terminar esta nota que las declaraciones de Blake, quien una vez finalizada la ronda de prensa se levantó y estrechó la mano con cada uno de los periodistas en la sala deseándoles buenas vacaciones.

"Uno se marcha no necesariamente feliz, pero orgulloso de este equipo. Durante años escuché cosas negativas las cuales no creía, pero no importa qué tan resistente seas como persona, te desgasta y te afecta. Este año ayudó a que eso se calme un poco para mí. Siempre creí en mí mismo pero siempre es bueno probarlo a lo largo de una temporada. Probar que trabajaste en cosas que te dijeron por mucho tiempo que no podías hacer y las hiciste. Esta temporada es el principio".

 

 

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