La grandeza de Michael Jordan también aparecía en el costado defensivo

Author Photo
Jordan defense

Que Michael Jordan fue el mejor anotador que haya visto la NBA en su historia, lo sabe prácticamente cualquier seguidor de la liga. No hay demasiado para debatir al respecto: aparece primero en términos de promedio de carrera (30,1 puntos), además de haber liderado la competencia en unidades durante 10 campañas.

De hecho, las únicas cinco campañas en las que no fue el máximo anotador de la liga, tienen todas un asterisco: su año de novato (1984-1985), cuando se lesionó y Chicago lo utilizó con una restricción de minutos (1985-1986), la vuelta tras el primer retiro (1994-1995) y los dos torneos en Washington (2001-2002 y 2002-2003).

Más | La Guía definitiva de "The Last Dance"

Sin embargo, detrás de ese dominio absoluto en el campo contrario, encontrábamos a un jugador extremadamente determinante desde lo defensivo. Al punto que muchas veces era la misma defensa la que terminaba alimentando su ofensiva.

Para poner algunos ejemplos de ese rendimiento en el costado propio, decidimos analizar dos partidos: el Juego 1 de la serie ante Cleveland en 1988 y el famoso Juego 6 de las Finales ante Utah en 1998. ¿Por qué esos dos? El primero refleja a un Jordan en el pico de su condición atlética, en una temporada en la que promedió 3,2 robos y 1,6 tapas, para quedarse con el premio a Mejor Defensor del Año. El segundo, claro está, porque fue el último de su glorioso paso por Chicago.

Lo primero para marcar es un punto que se repite en ambos partidos: la presencia de muy buenos defensores perimetrales como John Paxson (1988), Ron Harper (1998) y Scottie Pippen (ambos juegos), le permitía a Chicago colocar a MJ en asignaciones no tan exigentes. No porque no pudiera ser capaz de defender a buenos anotadores, sino simplemente para no desgastarlo desde lo físico, teniendo en cuenta la dependencia que tenían sobre él en el otro campo.

En el compromiso ante Cleveland lo vimos defender a Craig Ehlo, mientras que contra Utah fue emparejado con Jeff Hornacek.

Más | Cuando Scottie Pippen y Michael Jordan 'terminaron' con Toni Kukoc en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992

Que ni Ehlo ni Hornacek fueran las primeras opciones ofensivas de sus conjuntos, hacía que Jordan pudiera concentrarse más en las ayudas, que en la defensa de uno contra uno. Y allí, su inigualable rapidez de manos salía a la luz.

Sin ir más lejos, su inolvidable tiro ganador frente al Jazz, comienza con un doblaje al posteo de Karl Malone y un robo que le deja la bola en su poder, para luego desplegar su magia frente a Bryon Russell.

La historia de la NBA vio muy pocos ladrones del calibre de Jordan. Su promedio de 2,3 robos por partido es el tercero más alto de todos los tiempos, solo superado por Alvin Robertson (2,7) y Michael Ray Richardson (2,6). Además, también figura tercero en robos totales (2514) y para los amantes de las estadísticas avanzadas, 18° en porcentaje de robos (3,1%).

Un verdadero especialista, que mayormente en sus primeros años, transformaba esos recuperos en puntos en transición.

Aún cuando era superado desde el drible o no tomaba la mejor postura defensiva, su velocidad de manos le permitía salir ileso. Atacar a Jordan en el uno contra uno, era un peligro de pérdida constante.

Claro que su capacidad defensiva no se limitaba solamente a los robos. Sus 0,8 tapas por encuentro son excelentes para un jugador de su estatura y dos de las tres mejores temporadas de un guardia en ese rubro, son propiedad de Jordan: 1,6 de promedio en la mencionada 1987-1988 y 1,5 en la 1986-1987. Solo Vince Carter (1,5 en la 1998-1999) ha tenido alguna vez números similares.

Lo más interesante es que defensivamente, no solamente era capaz de clausurar el ataque por tierra, sino que también borraba la ofensiva aérea, evitando alley-oops...

... o con su muy buena producción rebotera (6,2 de media en su carrera). Sacando alguna distracción o intento de robo fallido, MJ no tenía puntos débiles en la marca.

Por último, hay que marcar que a diferencia de otros nombres estelares, el paso del tiempo no bajó su compromiso defensivo. Al contrario, con los años fuimos notando a un Jordan cada vez más intenso e inteligente en ese costado, que a sus 34 años era capaz de perseguir por 40 minutos a un tirador como Hornacek, de punta a punta de la cancha. Con o sin pelota.

Que Jordan haya sido elegido nueve veces al Quinteto All-Defense no es casualidad ni un premio al marketing de parte de la liga. El escolta se ganó con esfuerzo y dedicación cada una de esas distinciones, ayudando a consolidar a Chicago como una potencia en los dos lados de la cancha.

Queda claro: MJ no solo fue grande por lo que anotó. Sino también por todo lo que evitó

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Juan Estevez Photo

Juan es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.