Milwaukee Bucks y una postura que funcionó como onda expansiva en el mundo del deporte

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Orlando, Florida. Unas horas después del mediodía del miércoles, Giannis Antetokounmpo abandonó el vestuario con ropa de entrenamiento y caminó hacia la cancha dentro del estadio principal del complejo en este reinicio de la NBA. Tenía un rostro de seriedad de partido, lo que era inusual porque el comienzo del duelo ante Orlando Magic sería dentro de más de dos horas. Pero era un indicio.

Unos minutos después, el actual MVP dio un giro, sin la transpiración de haber hecho trabajos previos al partido, un primer detalle de que algo estaba pasando. Se le unió Khris Middleton y cuando ambos All-Stars regresaron al vestuario, no volvieron a salir por cinco horas, después de que ellos y sus compañeros sorprendieran a la NBA y al mundo de los deportes.

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Los Milwaukee Bucks de esta 2019-2020 podrían terminar ganando el campeonato esta temporada, asumiendo que se juega. Y si lo hacen, no generarían el mismo nivel de conversación nacional y aplausos conmovedores en algunos círculos como lo hicieron al negarse a jugar un partido de Playoffs contra el 8° clasificado del Este.

Impactados después de que Jacob Blake, un hombre de raza negra desarmado, fuera baleado por la policía en Kenosha, Wisconsin, a apenas 40 minutos hacia el sur de Milwaukee, y perturbados por lo que creían que era una respuesta lenta de parte de las autoridades para encontrar justicia, los Bucks decidieron tomar una postura unificada al no jugar. Sabían del significado histórico de ello, ya que ningún equipo profesional en la historia se había negado a jugar un partido por injusticias sociales, ni siquiera en los 60s. Los jugadores de raza negra de los Celtics de 1961, entre ellos Bill Russell, sí se saltearon un partido de exhibición en Lexington, después de que se les negara un servicio en un restaurant local. Sin embargo, el equipo jugó aquella noche con siete jugadores.

Russell fue un pionero en aquel momento en un Estados Unidos turbulento. Nunca se negó a jugar durante la era de los Derechos Civiles, pero ponderó a los Bucks a través de las redes sociales. "Estoy conmovido por todos los jugadores de la NBA por levantarse ante lo que es correcto", señaló.

Los Bucks hablaron con autoridades del gobierno de Wisconsin durante su prolongada reunión en el vestuario (particularmente con el Procurador General), en búsqueda de respuestas y sugerencias para tratar de forzar un cambio inmediato. Mientras pasaba esto, el efectó dominó de la decisión de los Bucks se expandió hacia afuera de los vestuarios. Los otros dos partidos de Playoffs del miércoles no se jugaron, y el apoyo a los jugadores en Orlando y fuera del campus fue positivo para los Bucks, Magic, Lakers, Blazers, Thunder y Rockets, quienes debían jugar durante la jornada. A ellos se le unió la Asociación de Jugadores (NBPA), los entrenadores de la NBA, los propietarios de los equipos y hasta algunos sponsors de equipos con auspicios durante las transmisiones canceladas. Y eso fue sólo dentro del círculo de la liga. Esto se volvió mucho más grande que los Bucks.

Otras ligas se alinearon al movimiento: la WNBA, MLB, MLS y el tenis también vieron partidos postergados o algún tipo de protesta de jugadores.

Los 'ingenieros' del movimiento interno de los Bucks fueron George Hill, quien días atrás había expresado sus dudas sobre estar en Orlando, y Sterling Brown, quien tiene una demanda activa contra el Departamento de Policía de Milwaukee, derivada de un arresto de hace algunos años. Ellos se encargaron de leer el comunicado del equipo, escoltados por sus jugadores y sin tomar preguntas.

En el comunicado, Hill señaló: "Cuando salimos a la cancha y representamos a Milwaukee y Wisconsin, se espera que juguemos a un alto nivel, demos nuestro máximo esfuerzo y seamos responsables entre sí. Nos movemos de acuerdo a ese estándar, y en este momento demandamos lo mismo de nuestros legisladores y de las fuerzas a cargo. Pedimos justicia por Jacob Blake y demandamos que los oficiales rindan cuentas. Para que esto ocurra, es imperativo que la Legislatura del estado de Wisconsin se vuelva a reunir después de meses de inacción y tome medidas significativas para abordar los problemas de responsabilidad policial, brutalidad y reforma de la justicia penal".

Los Bucks querían sacudir a la sociedad, empujar a los que ocupan altos cargos en Kenosha y aumentar el nivel de ruido en relación a los temas de justicia social, y esto ciertamente se logró. Y ahora, como en todos los asuntos de protesta, hay una transición necesaria y una pregunta que rebota: ¿Qué es lo que sigue?

Los Bucks dijeron que no estaban emocionalmente listos para jugar. "A pesar de la abrumadora petición de cambio, no ha habido ninguna acción, por lo que nuestro enfoque hoy no puede estar en el básquet", dijo Brown a través del comunicado.

Si los jugadores de la NBA necesitan acción desde Kenosha para retomar el foco en el básquet, y dado que la acción está a pocos minutos de distancia, ¿esto debería significar el final de los Playoffs de la NBA? ¿Cómo pueden los jugadores, tomándolo desde sus palabras, cambiar repentinamente de marcha y estar listos en uno o dos días? ¿Qué cambiará drásticamente y de manera puntual en Kenosha y Minneapolis, o de costa a costa del país, en el medio?

La NBA calificó lo que sucedió el miércoles como una "postergación", que por definición es un retraso. Esto implica que la liga espera que continúen los Playoffs, lo que se pondría en desacuerdo con cualquier jugador que prefiera irse a casa. Una colección de nombres de peso y representantes de la NBPA, entre ellos LeBron James y Chris Paul, se reunieron durante la noche del miércoles. Una sesión de emergencia de la Junta de Gobernadores está programada para el jueves por la mañana en Orlando, lo que promete ser un momento decisivo para ver quién quiere y obtiene algo, ya que los jugadores están presentando demandas financieras y políticas. Todo es muy fluido. En juego: millones de ingresos por televisión y la conclusión de la temporada 2020, si los jugadores y la liga todavía le dan un gran valor.

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La liga se vería envuelta en un fuego amigo desde el punto de vista empresarial. Los jugadores y los propietarios rara vez están en desacuerdo en la NBA, la liga deportiva más progresista de Estados Unidos, y en el caso de temas de justicia social, el vínculo entre ellos es estrecho. Todos están en la misma página, el mismo libro, el mismo mensaje. La liga alentó abiertamente a los jugadores y entrenadores a hablar sobre temas políticos y sociales mucho antes de este 2020, y una vez canceló un All-Star Game en Charlotte en protesta por un controvertido proyecto de ley de Carolina del Norte destinado a negar a los ciudadanos homosexuales y transgénero.

Además, la NBA apoyó los temas de justicia social en Orlando al permitir que los jugadores usen mensajes en sus camisetas, pintando un "Black Lives Matter" en la cancha de juego y al relajar la regla que requiere que los jugadores se pongan de pie para el himno. Ninguna liga deportiva profesional puede igualar este nivel de conciencia. Pero en los días posteriores al tiroteo de Kenosha, algunos jugadores se preguntaron si esto era lo suficientemente fuerte, y que se sentían sofocados en Orlando, donde no pueden irse por razones de salud hasta que sean eliminados de los Playoffs.

Esos jugadores querían adoptar un enfoque más práctico para los temas de justicia social. Eso es complicado porque todavía hay una pandemia, lo que limita el movimiento más allá de sus hogares, incluso si este reinicio nunca hubiera sucedido. De todos modos, estar en Orlando les permite tener una plataforma masiva y diaria que no disfrutarían en el exterior a excepción de LeBron y un puñado de otras estrellas con gran atractivo.

Saltarse un partido de básquet, en sí mismo, no detendrá los tiroteos policiales, al igual que muchos otros eventos con ideas similares en 2020 no lo lograron. De lo contrario, lo de Kenosha no habría sucedido.

Dicho esto, en la lucha por la justicia social, cada acción y paso importa si despierta a las grandes empresas, a personas influyentes, votantes y tomadores de decisiones políticas. Los Bucks evidentemente creen que éste es ese paso, que en cualquier maratón para producir un cambio, simplemente cubrieron una cantidad mensurable de terreno con un tren que esperan que se esté llenando.

Ese es un deseo que queda por completarse. El segmento de la sociedad que apoyó una reforma en la aplicación de la ley antes de que los Bucks decidieran no jugar está totalmente detrás de ellos. Pero también hay otro segmento de la sociedad que no entiende de qué se trata tanto alboroto ni el propósito de lo que acaban de hacer los Bucks.

Bueno, el equipo que acaba de hacer algo grande en Orlando dejará que Estados Unidos solucione eso. Con camisetas negras adornadas con citas, mensajes y declaraciones, todos los jugadores de los Bucks, flanqueados por entrenadores y personal de apoyo, se negaron a callarse y jugar. Hill, incluso, se disculpó por el largo retraso en el vestuario, diciendo: "Pensamos que era mejor para nosotros como equipo pensar varias ideas, educarnos y no apresurarnos a tener emociones crudas".

¿Y ahora? "Volveremos a educarnos a nosotros mismos y veremos qué está pasando".

Shaun Powell ha cubierto la NBA por más de 25 años. Le puedes enviar un email aquí, encontrar su archivo aquí o seguir en Twitter.

 

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