Ni siquiera pasaron dos años desde que los Lakers eligieran a Lonzo Ball en el número 2 del Draft 2017. El base de UCLA se convertía de la noche en la mañana en la gran esperanza de un equipo que llevaba ya unos años tratando de reencontrarse con su pasado. De volver a ser relevante.
“Al final, uno puede controlar lo concerniente a sí mismo. Si me traspasan, es que he sido traspasado. Voy a estar preparado para ello. El objetivo es ser el mejor jugador que pueda sea en el equipo que sea”, afirma el propio Lonzo a Shams Charania en The Athletic. Por primera vez desde que se lesionara en enero de este año y tras conocer este fin de semana que su temporada ya ha concluido, el mayor de los hermanos Ball ha hablado públicamente.
¿Qué ha ocurrido entre medias de los dos primeros párrafos de este artículo? No han transcurrido ni dos años, pero el hecho de que los Lakers sigan sin dar en la tecla en cuanto a lo competitivo ha provocado este cambio. Más aún si a la ecuación le añadimos la llegada de LeBron James a LA el pasado verano. Un primer curso decepcionante con el cuatro veces MVP. Salvo milagro, se perderá los playoffs por primera vez desde su segunda temporada en la Liga.
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Todo parecía ir por el camino correcto hasta que el Rey se lesionó en la ingle el pasado 25 de diciembre. Victoria ante los Warriors que dejó a los de Luke Walton con un 20-14 de récord que acabaría saliendo muy cara. A partir de entonces se inició un desplome que se acentuó cuando en Houston, el pasado 19 de enero, el tobillo izquierdo de Ball dijo basta. Tras aquella derrota, el balance pasó a ser de 25-22. Hoy, miércoles 13 de marzo, es de 31-36.
Con Lonzo en la enfermería, quien atravesaba por el mejor momento de su corta carrera (distribuyendo el juego en ataque al mismo tiempo que destacando por su defensa), llegó el affaire Anthony Davis. Más de medio equipo en el mercado, el base incluido, para una operación que no prosperó. Una lección que ha hecho que el número 2 del Draft 2017 esté preparado de cara a una posible salida este verano.
Unos meses que él afronta con optimismo más allá de su futuro. Al contrario que en el anterior, ahora sí podrá trabajar para mejorar su juego. “Tengo que ser positivo, estar motivado. Realmente lo estoy. Mucho. Quiero ser el mejor que pueda ser. Tengo muchas ganas de que llegue este verano. Estaré sano y podré trabajar en mi juego. Sin presiones”, explica el joven.
¿En qué tiene planeado Lonzo invertir su verano? Responde él mismo: “En todo lo relacionado con el básquet, sobre todo, en mi tiro y finalización. En lo que respecta a mí físico, quiero centrarme en mis piernas para asegurarme que son fuertes y están preparadas”.