Isaiah Thomas y una chance de redención en Washington, el equipo que lo conecta con una página dorada

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Isaiah Thomas

"Una oportunidad. Eso es todo lo que quería. Yo me encargaré del resto".

La frase que logró el periodista David Aldridge viene de parte de alguien que, de la noche a la mañana, pasó de sentirse parte (y con razón) del grupo de los mejores de la NBA, y terminó olvidado por diferentes razones. Pero la confianza nunca dejó de estar en su cuerpo, en esos 175 centímetros que supieron dominar la competencia antes de una cadena de lesiones que lo alejaron de varias cosas. De la cima, de una renovación contractual millonaria, de un lugar que empezaba a llamar como su casa (Boston), al fondo. Pero esa confianza es lo que le permite pensar hoy por hoy en renacer y concretar una redención. 

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Isaiah Thomas es el que pedía a gritos una oportunidad. Y Washington Wizards es quien se la entregó. El base acordó un contrato de un año por el mínimo salarial para unirse al equipo de la capital (será oficial después de la moratoria, el 6 de julio). Y allí tratará de encontrarse con ese jugador que estuvo entre los candidatos a MVP hace dos temporadas. Y encima lo hará en un lugar que lo conecta con una noche mágica, una noche en donde emocionó a todos mientras navegaba el peor momento de su vida.

¿Por qué la oportunidad parece ideal?

Isaiah Thomas

Simple: hay minutos para repartir. Y minutos es lo que pedía IT4. Con John Wall, probablemente, afuera de la 2019-2020 por una rotura en el tendón de Aquiles izquierdo; y Tomas Satoransky partiendo a Chicago Bulls en la Agencia Libre, el armador podría ser el titular del equipo. Su "competencia" en el puesto será Ish Smith, alguien acostumbrado a ser suplente en la mayor parte de su carrera. Con minutos, al lado de un Brandley Beal por dónde pasarán la mayor parte de responsabilidades, Thomas puede renacer...

¿Podrá llegar al que supo ser? Difícil, porque el contexto es otro. Washington está en plena reconstrucción, mientras que antes brilló en un equipo que era candidato como aquellos Boston Celtics de la 2016-2017 a los que llevó bien arriba. Fue una temporada magnífica, en la que fue el tercer máximo anotador de la NBA (28,9 por encuentro), y en donde la liga se sorprendía noche tras noche por su enorme capacidad para destacarse, sobre todo en los finales de partidos (The King in the Forth, por su explosión en los últimos cuartos). Era la cara de una franquicia histórica, rompiendo barreras y hasta ganándose definitivamente el amor de la ciudad al jugar casi con el corazón en la mano en los Playoffs (ya vamos a llegar a esa parte).

Se hablaba de una renovación por el máximo, pero su cuerpo le jugó en contra. Su cadera dijo basta en las Finales del Oeste ante Cleveland, y ya no volvió a ser el mismo después de un par de operaciones.

Es más, no volvió a jugar en los Celtics. Fue moneda de cambio para el canje por Kyrie Irving desde los Cavaliers, donde sólo llegó a jugar 15 partidos. Fue traspasado nuevamente, esta vez a Los Angeles Lakers, donde jugó 17 encuentros. Y en la 2018-2019, con Denver dándole también el mínimo salarial, apenas jugó 12 duelos antes de caerse de la rotación. Sí, 44 presentaciones en las últimas dos campañas.

Washington, con un guiño de una noche única

Isaiah Thomas

El 2 de mayo de 2017 no fue un día más en la vida de Isaiah Thomas. Tampoco lo fue para la historia de los Celtics. Poco más de dos semanas atrás, el 15 de abril, IT4 quedaba hundido por la trágica muerta de su hermana menor, Chyna, en un accidente automovilístico. El mundo se le venía abajo, pero él sacó una fortaleza realmente increíble para seguir adelante. Al día siguiente estaba debutando en los Playoffs anotándole 33 puntos a Chicago. Fueron días de locos, por el golpe profundo que tenía que asumir, por correr de un lado al otro para el funeral. Por ser la cara de un equipo pero teniendo la cabeza y el corazón en otro lado.

Pero IT siguió adelante. Boston remontó el 0-2 en la primera ronda y, en Semifinales del Este, se encontró con... Washington. Y ese 2 de mayo, en el Juego 2, Thomas se despachó con la máxima anotación de su carrera, 53 maravillosos puntos, incluidos 29 entre el último cuarto y el tiempo extra del enorme 129-119 de los Celtics.

Fue, además, la segunda mejor marca en la historia de la franquicia en postemporada, apenas un punto por detrás de los 54 que anotara John Havlicek ante Atlanta, en 1973. Dentro de una organización completamente legendaria, su corazón, golpeado como nunca, lo llevó a dejar su nombre bien arriba.

Fue ante los Wizards donde logró la mejor actuación de su vida, en el peor momento de su vida. Ahora, los Wizards son quienes le abren la puerta para recuperarse y renacer. Ya lo dijo él mismo: "Yo me encargaré del resto". Isaiah Thomas tiene un desafío y está listo para responder.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Leandro Fernández Photo

Editor Jefe de las ediciones en español de The Sporting News.