Un día como hoy en la NBA: Michael Jordan "se disfraza de Dios" y anota 63 puntos a Boston Celtics

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La fuerza de la leyenda de Michael Jordan se edifica sobre unos firmes cimientos construídos a partir de ensayo y error, sobre errores aprendidos y potenciado por una incansable fuerza de voluntad que lo impulsaron hacia las cotas más altas jamás conquistadas por un jugador de baloncesto. Su figura desprende un aura que trasciende generaciones y que pertenece a la memoria colectiva, como un relato que va pasando de generación en generación, desde los que lo vieron en directo a los que no. Un legado atornillado a los Playoffs, momento en el que el escolta sacaba lo mejor de sí mismo y donde se consiguieron todos sus éxitos colectivos y que el 20 de abril de 1986 podría decirse que comenzó verdaderamente su leyenda.

Tras una primera experiencia en la postemporada frente a Milwaukee Bucks donde sufrió en sus propias carnes lo diferente que era el baloncesto de temporada regular con el de los Playoffs, al año siguiente y tras completar una campaña esperanzadora, Jordan debía medirse a los subcampeones del año anterior: Boston Celtics. 

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El primer encuentro fue un monólogo de Jordan frente a la defensa verde. 49 solitarios puntos no fueron suficiente frente a la perfecta ingeniería diseñada por KC Jones y que planeaba sobre la cancha sin oposición alguna. Larry Bird, Kevin McHale, Dennis Johnson y Robert Parish acabarían ese primer duelo de la serie por encima de los 20 puntos para sellar el triunfo por 123 a 104.

Apenas tres días después se produciría el surgimiento de una estrella con mayúsculas. El 23 de los Bulls no era en absoluto en aquel momento un desconocido en la liga, ni mucho menos. Sin embargo, tras un gran primer curso donde se alzó como Rookie del año, Jordan solo disputaría 18 partidos en la 1985-86 debido a una lesión en su pie derecho sufrida en el mes de octubre y que le impediría formar parte del equipo durante prácticamente todo el curso. Así, lo que sucedería bajo los focos del Boston Garden ese 20 de abril jamás sería olvidado por nadie.

Una actuación sin precedentes en más de veinte años. El jugador de los Bulls anotaría un total de 63 puntos en 22-41 tiros de campo sin un solo triple, añadiendo 19 de 21 desde el libre. Un estudio de ESPN reveló que en tan solo 3 de los 41 intentos que Jordan realizaría en aquella ocasión estuvieron liberados. Una auténtica demostración de superioridad técnica frente a algunos de los mejores defensores del momento como Dennis Johnson o Danny Ainge que puso de pie a los aficionados de los Celtics y que supondría una noche inolvidable para todo aquel que la presenció. 

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“No pensaba que alguien fuera capaz de hacernos lo que Michael ha hecho hoy a los Boston Celtics", diría Larry Bird en aquella ocasión. "Es el jugador más maravilloso del mundo. Creo que Dios se ha disfrazado de Michael Jordan”. 

Una infatigable batalla entre los verdes y Jordan que se iría hasta los 58 minutos de juego con dos prórrogas. El partido fue una verdadera lucha de trincheras llegados a los dos tiempos extra donde los Celtics se lanzaron sin piedad sobre el joven de 23 años, realizando un continuo doble marcaje desde la parte trasera de la cancha para limitar al máximo su incidencia y asegurarse el triunfo por 135 a 131. "Jugamos muy bien", dijo Jordan, "y el final del partido se redujo a quién consiguió los descansos... y quién no", sentenció. 

Los 63 puntos de His Airness supusieron su despegue como estrella de la liga además de romper un registro que había permanecido intacto desde que Elgin Baylor anotase 61 tantos en las Finales de 1962 y a día de hoy sigue siendo la máxima cifra conseguida en un encuentro de Playoffs. "No estoy preocupado por los puntos", dijo Jordan al Washington Post tras el partido. "Devolvería todos los puntos si pudiéramos ganar".

Los Boston Celtics ganarían el siguiente encuentro en Chicago y semanas más tarde se alzarían con el campeonato frente a Houston Rockets (4-2) siendo considerados en adelante como uno de los mejores equipos de la historia. Mientras, los Chicago Bulls al año siguiente volverían a ser apaleados por los verdes (3-0) y tendrían que esperar hasta 1988 para superar la primera ronda (vs. Cavs) para caer más tarde contra Detroit Pistons (4-1).

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Sergio Rabinal Photo

Sergio es productor senior de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.