Un día como hoy en los Playoffs: Bill Russell y un Juego 7 que marcó el inicio de la rivalidad Lakers-Celtics

Elgin Baylor y Bill Russell

Llega la cuarta entrega de esta sección diaria de NBA.com en la que repasamos lo más destacado de lo ocurrido en este día a lo largo de la historia de los Playoffs. Este jueves 18 de abril llega el turno del que hasta hace no mucho podría ser casi sin discusión el mejor séptimo partido en la historia de las Finales. Un día como hoy, hace 57 años, los Celtics se imponían a los Lakers en un encuentro que supuso el despegue definitivo de la mayor rivalidad que jamás ha conocido la NBA.

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Fecha

18 de abril de 1962

Partido, lugar y resultado

Séptimo y último partido de las Finales de 1962. Boston Garden, Boston (Massachusetts). Boston Celtics 110 – Los Angeles Lakers 107.

Relevancia histórica

Boston Celtics, campeones de la NBA en 1962

Puede que sólo aquel Juego 7 del tapón de LeBron James a Iguodala y del triple de Kyrie Irving en el último segundo sea mejor séptimo partido de unas Finales que el que enfrentó a los Celtics y a los Lakers en 1962. Celebramos el 57 aniversario de un encuentro mayúsculo que, además de decidir el campeón de aquella temporada, marcó el despegue de una rivalidad sin la que no podríamos entender hoy en día la NBA.

Doce cara a caras hemos tenido en los Playoffs entre los Lakers y Celtics. Todos ellos se han dado en la última eliminatoria. La decisiva. En 1962, sobre el vetusto y recordado parqué del Boston Garden, ambas franquicia midieron fuerzas por segunda vez en la batalla por el anillo. La primera se produjo en 1959, año en el que los verdes se enfundaron su segundo campeonato ante un rival que por entonces había celebrado ya 5. A día de hoy, entre los angelinos y los de Massachusetts acumulan un total de 33.

En aquel año 62 la historia estuvo a punto de cambiar. Los Lakers se quedaron a un tiro de evitar el cuarto título consecutivo de Boston. De poner el punto final a una dinastía sin parangón en la historia del deporte estadounidense: ocho campeonatos consecutivos y un total de 11 en 13 años (1957-1969). Pero el destino quiso que hubiese una prórroga para alargar un poco más una maravillosa serie, en la que no pudo faltar la polémica, que coronó a un Elgin Baylor que esa misma temporada se la pasó a caballo entre el equipo y sus obligaciones con el ejército de Estados Unidos. Nadie ha llegado en unas Finales a los 61 puntos que convirtió en el quinto partido para poner en ventaja a los suyos. Los de púrpura y oro, ya con Hollywood volcado con el equipo de básquet que había llegado no hace ni dos años desde Minneapolis, no pudieron sentenciar en el sexto en casa. Todo se decidiría en Boston.

Aquel Game 7 que se disputó en un miércoles de un día como hoy de hace 57 años fue un duelo espectacular dominado en su mayoría por el equipo local. No obstante, siete puntos consecutivos en el último minuto del tercer cuarto de Jerry West (el logo de la NBA) dejaron todo por decidir para el último acto (75-75).

La clase de Baylor hizo que hasta tres jugadores rivales tuvieran que retirarse antes de tiempo por faltas. 21 veces acudió a la línea este alero que aquella noche enlazó su 11ª actuación consecutiva por encima de los 30 puntos en los Playoffs. Una marca que sólo Rick Barry, con 17, ha sido capaz de batir.

A estas llegamos a la última posesión con empate a 100 en el marcador. Una última posesión que perteneció a los Lakers y que dio paso a uno de los fallos más recordados de siempre. La primera opción para los visitantes era poner el balón en las manos de Baylor (40,6 puntos y 17,9 rebotes de promedio en la eliminatoria) y si no de West (31 tantos). Lógicamente, la defensa prevista por Auerbach negó la recepción a ambos. Así que el balón llegó a manos de Hot Rod Hundley. Cuando se disponía a lanzar, encontró liberado y mucho más cerca del aro en el flanco izquierdo a Frank Selvy, uno de los tiradores más reputados de entonces. Pero la bola rebotó en el aro, forzando un tiempo extra en el que entre Frank Ramsey y Bob Cousy dieron a los orgullosos verdes su quinto anillo, cuarto consecutivo.

Protagonista

Bill Russell

Aquella legendaria dinastía de los Celtics no se podría entender sin Bill Russell. El pivote es el símbolo de la franquicia del trébol. Su dominio en la pintura en la segunda mitad de la década de los 50 y durante los 60 resultó incontestable. No era un interior que produjese al nivel de Wilt Chamberlain, a cuyos Philadelphia Warriors los Celtics habían eliminado en el séptimo partido de la final del Este (lo que fue visto como una señal positiva en LA), pero su presencia en defensa era demoledora.

De hecho, fue Russell quien se quedó el balón tras el fallo de Selvy. Dejó correr el tiempo para ir a una prórroga en la que sus Celtics no fallaron. Y no fallaron porque, además de sus 30 tantos, Russell capturó la friolera de 40 rebotes en aquel Juego 7. Igualó así el récord histórico en un partido de las Finales. Un récord que él mismo había establecido en 1960. Una marca que no se ha vuelto a alcanzar desde entonces.

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