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Neil Johnston, la leyenda olvidada que supo dominar las pinturas de la NBA

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Johnston

Cuando pensamos en los interiores más dominantes de las primeras décadas NBA aparecen inequívocamente referentes como George Mikan, Dolph Schayes, Bob Pettit, Bill Russell o Wilt Chamberlain, entre otras leyendas reconocidas, en menor o mayor medida, hasta el día de hoy. Sin embargo, un nombre que rara vez se escucha en la actualidad es el de Neil Johnston, a quien tranquilamente podríamos considerar una de las más grandes leyendas olvidadas por el paso del tiempo y algunas circunstancias que jugaron en contra de su legado.

¿Quién fue exactamente este pivote nacido en septiembre de 1929 en Chillicothe, Ohio?

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Johnston

La carrera de Johnston ya tuvo de por si un comienzo bastante diferente al de otras figuras, empezando por el hecho de que no destacó especialmente a nivel NCAA: surgió de Ohio State a finales de los 40, promediando apenas 1,9 puntos en su primer año y 9 tantos en el segundo. A tal punto no era considerado una estrella, que no solo no fue drafteado por la NBA, sino que directamente se dedicó a otro deporte: estuvo dos años en las ligas menores con los equipos de desarrollo de los Philadelphia Phillies.

Su paso por allí, sin embargo, no daba indicios de que tendría un lugar como beisbolista profesional y en 1951 decidió volver al otro juego que dominaba. Johnston, de 2,03 metros y por entonces con apenas 21 años, participó de una prueba de jugadores de la franquicia NBA de la ciudad de Philadelphia (los Warriors) y terminó convenciendo al equipo para sumarse al plantel.

En el primer año jugó poco (6 puntos, 5,3 rebotes en 15,5 minutos), viniendo de atrás de Ed Mikan (hermano del gran George), pero para el segundo (1952-1953) ya era una pieza absolutamente central del equipo. Al punto que en esa campaña promedió nada menos que ¡45,2 minutos! La marca máxima alrededor de toda la NBA. Y no solo eso: también lideró la competencia en anotación (22,3 puntos) y en porcentaje de campo (45,2%), además de bajar 13,9 rebotes por encuentro.

En un abrir y cerrar de ojos, Johnston se había transformado en una súperestrella y así lo reconoció la liga, incluyéndolo en el Primer Equipo All-NBA de esa temporada, junto a Bob Cousy, Ed Macauley, George Mikan y Dolph Schayes. ¿La mala? El éxito individual lejos estuvo de trasladarse a lo colectivo, con los Warriors siendo el peor conjunto de esa campaña (12-57).

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Johnston era muy difícil de defender para los pivotes de su época, gracias a su manejo a la perfección del gancho. Y su dominio ofensivo continuó: lideró la NBA en anotación nuevamente en las siguientes dos campañas, promediando 24,4 puntos en la 1953-1954 y 22,7 tantos en la 1954-1955, año en el que también terminó al tope de la liga en rebotes (15,1). El oriundo de Ohio volvió a ser distinguido en el All-NBA en ambos torneos, pero los problemas de los Warriors se mantuvieron: siguieron viendo la postemporada desde afuera.

Para poner en contexto lo inusual que es encontrar a un jugador liderando durante tres temporadas consecutivas en promedio de puntos, hay que marcar que solamente George Mikan, Wilt Chamberlain, George Gervin, Michael Jordan, Kevin Durant y James Harden lo consiguieron. De nuevo, nombres muchísimo más reconocidos que el de Johnston y considerados entre los mejores jugadores ofensivos de todos los tiempos.

A esta altura probablemente estén pensando que la falta de reconcimiento actual para Johnston está ligada con el mal rendimiento de sus equipos. Y por el momento, sería una conclusión lógica... si no hubiera existido la temporada 1955-1956.

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Los Warriors cambiaron de entrenador (un ex base del equipo, George Senesky, reemplazó a Edward Gottlieb) y sin grandes movimientos en el plantel, pasaron de ser un equipo mediocre, a consolidarse como el mejor de esa campaña: ganaron 45 partidos en la Fase Regular (nadie más pasó de los 39) y por fin lograron su boleto a Playoffs, clasificándose directamente a la definición de la Conferencia Este. ¿El rival? Los Syracuse Nationals de Dolph Schayes... nada menos que los campeones defensores.

Johnston, que ese año había promediado 22,1 puntos (3° en la 1955-1956) y liderado la liga en porcentaje de campo (45,7%), rápidamente dejó en claro que podía mantener su gran nivel en postemporada y ante la más absoluta élite de la liga: terminó con 16 puntos y 24 rebotes en el primer partido (victoria de Philadelphia), mientras que estalló a 43 tantos, 16 rebotes y 7 asistencias en el segundo (triunfo de los Nationals). Johnston no bajó su nivel: 16 puntos, 18 rebotes y 6 asistencias en el tercero (victoria) y 35 puntos, 12 rebotes y 7 asistencias en el cuarto (caída).

Con la serie al mejos de cinco igualada en dos, llegábamos así a un decisivo quinto encuentro, con un boleto a las Finales en juego. Y lejos de sentir la presión del peso del partido, Johnston siguió dominando: 25 puntos, 18 rebotes y 8 asistencias, con un excelente 10-23 de campo, para guiar junto a Paul Arizin (35 puntos y 10 rebotes) a los Warriors a la victoria.

En las Finales esperaban los Fort Wayne Pistons, quienes si bien venderían caras cada una de sus derrotas, no terminaron siendo rival para los Warriors, quienes se quedaron con la serie y el campeonato por 4-1. Johnston tuvo un cruce algo más irregular (13,6 puntos y 11 rebotes), pero dejó su huella en dos partidos claves: el tercero (llegaban 1-1) con 20 puntos y 17 rebotes y el cuarto con 18 tantos para dejar a su equipo al borde de la consagración.

Arizin fue la gran estrella del duelo ante los Pistons (27,6 puntos y 8 rebotes), pero con el título y sus muy buenos Playoffs, Johnston había demostrado que sus números de las temporadas anteriores no estaban vacíos y que si el equipo no tenía un mejor rendimiento, no era él a quien se debía señalar como responsable. Todo lo contrario.

Su producción se mantuvo durante dos temporadas más: promedió 22,8 puntos, 12,4 rebotes y volvió a liderar la liga en porcentaje de campo (44,7%) en la 1956-1957, mientras que apenas bajó a 19,5 tantos y 11,1 rebotes en la 1957-1958. Los Warriors siguieron siendo animadores del Este,  aunque no pudieron regresar a las Finales: en 1957 cayeron en las semis ante los Nationals, mientras que en 1958 vencieron en esa instancia al propio Syracuse, para luego caer en la definición del Este ante los Celtics de Bill Russell por 4-1.

Lamentablemente para Johnston, aquella 1957-1958 fue la última campaña que lo vio en el tope de su rendimiento y apenas volveríamos a verlo en cancha. Las lesiones de rodilla comenzaron a complicarlo y no es difícil entender por qué: entre 1952 y 1958, Johnston jugó 16.912 minutos de Fase Regular... casi 800 minutos más que cualquier otro jugador de la competencia en ese interín (Dolph Schayes, 16135). Nada de load management por entonces, claro. La 1958-1959 solo lo vio en cancha en 24 partidos, ya lejos de su mejor versión y terminó retirándose de forma prematura, apenas cumplidos los 30 años.

Y como para que la franquicia no lo extrañe demasiado, lo reemplazaron inmediatamente vía Draft con un joven pivote que venía de brillar en la Universidad de Kansas. Un tal Wilt Chamberlain.

La carrera NBA de Johnston duró relativamente poco: 8 años. Pero la misma le fue suficiente para alcanzar enormes reconocimientos individuales y colectivos. Lideró la liga tres veces consecutivas en anotación, otras tres en porcentaje de campo y una en rebotes. Participó en 6 All-Star Games (solo faltó como novato y en el año del retiro) y fue elegido a cinco quintetos All-NBA, además de jugar un papel absolutamente fundamental para obtener el título en 1956, promediando 20,3 puntos, 14,3 rebotes y 5,1 asistencias en aquellos Playoffs.

Pero lo de Johnston es todavía más impresionante cuando recurrimos a algunas de las estadísticas avanzadas más habituales. Por ejemplo, ¿sabían que el pivote tiene el sexto PER más elevado de todos los tiempos entre jugadores retirados? Por delante solo aparecen MJ, Shaq, Robinson, Wilt y Pettit.

Player Efficiency Rating (PER)
Puesto Jugador PER
1 Michael Jordan 27,91
2 Shaquille O'Neal 26,43
3 David Robinson 26,18
4 Wilt Chamberlain 26,13
5 Bob Pettit 25,34
6 Neil Johnston 24,72

¿O que aparece cuarto en cuanto a win shares por minuto entre aquellos ya retirados? Solo Jordan, Robinson y Chamberlain lo superan en el listado de todos los tiempos. Y sin importar cuánto valor le den a este tipo de estadísticas, el solo hecho de tener a Johnston entreverado con semejantes nombres alcanza para entender lo subvalorada que está su figura en relación a otras leyendas.

Win Shares cada 48 minutos (WS/48)
Puesto Jugador WS/48
1 Michael Jordan 0,2505
2 David Robinson 0,2502
3 Wilt Chamberlain 0,2480
4 Neil Johnston 0,2413

Johnston, inducido al Salón de la Fama en 1990, nunca integró uno de los listados que la liga publica ante diversos aniversarios: se quedó afuera del Top 10 que se eligió en el cumpleaños 25, como así también del que se anunció diez años después. Tampoco fue elegido en el Top 50 del aniversario 50 en 1996 y ni siquiera integró la Pirámide de Bill Simmons en su Book of Basketball, en el que el reconocido autor destacaba a los 96 mejores de la historia. 

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En ese contexto, pensar que veremos a Johnston en el Top 75 que se anunciará en octubre suena poco probable. Pero sea eso justo o no, vale la pena traer a escena, al menos durante unos minutos, a un pivote que dejó su enorme legado en las pinturas de una NBA que recién daba sus primeros pasos de existencia. 

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Juan Estevez Photo

Juan es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News.