Informe de despedida: ¿Qué nos perderemos de New York Knicks en el cierre de la temporada 2019-2020?

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Julius Randle RJ Barrett Mitchell Robinson Knicks

El anunció que realizó la NBA este jueves 4 de junio, con la aprobación de la Junta de Gobernadores sobre el formato a usar para reiniciar la temporada y ponerle un cierre a la 2019-2020, luego de la suspensión del 11 de marzo por al avance del coronavirus COVID-19, hará que 22 equipos vuelvan a la acción (sería desde el 31 de julio) para la reanudación. Es decir que ocho conjuntos, los que se encontraban en la parte de abajo de las posiciones, entrarán en vacaciones a la espera de la 2020-2021.

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El parate por la pandemia cortó ocho realidades diferentes que, por más que estaban relacionadas a equipos del fondo, nos dejarán sin algunas historias interesantes que íbamos a ver en el cierre de la Fase Regular de haber seguido su curso normal. Y aquí estamos para hacer una especie de informe de despedida de cada uno de esos ocho equipos.

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Es el momento de analizar qué habría ocurrido en el cierre de la temporada de New York Knicks.  Fue otro año complicado para la franquicia de Manhattan después de haber perdido en la Lotería del Draft la chance de incorporar a Zion Williamson y de no cerrar ninguna contratación de peso en la Agencia Libre. El entrenador David Fizdale fue echado de su cargo en el mes de diciembre y desde ahí enfocaron su proyecto un poco más en los jóvenes, con Mike Miller de entrenador interino. Finalizaron con récord de 21-45. 

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El despertar de RJ Barrett

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Sin la posibilidad de tener al premio mayor, Zion Williamson, New York Knicks escogió a RJ Barrett con el tercer pick del Draft 2019. A priori el perfil del escolta canadiense de 19 años encajaba bien para desarrollarse en la situación del equipo: Barrett es un escolta con puntos en las manos y la necesidad de manejar el balón para crear peligro, y en estos Knicks no debía haber nadie que lo corra de ese rol.

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Pero por tan poco que tenían los Knickerbockers, Barrett quedó más expuesto de lo necesario: promedió 35 minutos por partido en sus primeros 10 juegos en la NBA, una anormalidad para un novato de su edad. Y eso, minutos más minutos menos, no cambió demasiado con la salida de Fizdale y la llegada de Miller. Mientras tanto, Barrett navegaba en un mar de inconsistencia. El canadiense se mostró como un jugador capaz de anotar 20 puntos en un partido (lo hizo 13 veces), pero también como alguien poco eficaz, como se observa en su 40% de campo, 32% en triples y 61% en tiros libres (un problema para un jugador que tiene facilidad para llegar a la línea).

Así, la primera temporada de Barrett terminó con un promedio de 14,3 puntos, 5 rebotes, 2,6 asistencias y un robo en 30,4 minutos por partido. Hay razones (el contexto de un equipo con una ofensiva pésima y sin un buen armador, su juventud, la exposición tan repentina a un rol importante en la NBA) para creer que este es su piso y que su techo está lejos, aunque después de verlo durante un año su potencial parezca lejano del de Williamson y Morant, los dos jugadores elegidos antes que él en el Draft.

Los últimos partidos de RJ en la temporada dieron un poco más de esperanza: desde el receso del All-Star sus números subieron a 17,4 puntos, 4,5 rebotes y 3,1 asistencias en la misma cantidad de minutos, teniendo un 45% de campo (en triples y libres continuó en las mismas cifras). Especialmente en los triunfos ante Houston Rockets (27 puntos y 5 asistencias) y Atlanta Hawks (26 tantos y 4 asistencias), el canadiense mostró que tiene algo especial, de lo que no pudimos tener más flashes por la interrupción de la temporada. En la 2020-2021 será cuestión suya y de la franquicia trabajar para aprovecharlo.

Más espectáculo de Mitchell Robinson

Mitchell Robinson

Si hubo un jugador favorecido por la partida de David Fizdale y la llegada de Mike Miller fue el pivote Mitchell Robinson. El saltarín de 2,13 metros elegido en la segunda ronda del Draft de 2018 pasó a disponer de una cuota mas regular de minutos y, desde el banco, se convirtió en uno de los jugadores más importantes de los Knicks: promedio de 12,2 puntos, 8,7 rebotes y 2,5 tapones en 25,8 minutos por partido durante los últimos 15 juegos de la temporada. Todo esto con un ¡79%! de acierto en tiros de campo.

Robinson es el hombre de las volcadas. Sus puntos llegan así. En toda la 2019-2020 quedó con un 74,2% de acierto. Eso no es solamente el mejor número de la NBA en ese rubro durante esta temporada, sino que es el mejor de la historia para un jugador a lo largo de una campaña entre los que al menos realizaron unos 50 lanzamientos, superando el 73,7% de Jelani McCoy en la fase regular 1998-1999.

¿Dijimos que Mitchell era el hombre de las volcadas? Un 61% de sus 341 lanzamientos durante esta temporada llegaron de esa forma: Robinson intentó unas 210 volcadas, de las que 185 terminaron en conversión. Un 88,1% de acierto. Solamente Rudy Gobert, que disputó más de 700 minutos más que Robinson, realizó más volcadas.

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Siendo Robinson un definidor así, es tentador pensarlo jugando al lado de un base de primer nivel que lo busque constantemente en el aire para que defina después de un salto. ¿Conseguirán alguno los Knicks en el próximo mercado?

¿Le sirve Randle a este equipo?

Randle

En la última Agencia Libre, los Knicks soñaron con Kevin Durant, Kyrie Irving o Kemba Walker. Terminaron dándole un contrato de 62 millones por tres años (el tercero apenas tiene un 20% de la paga garantizada) a Julius Randle, que venía de tener un año interesante en New Orleans Pelicans. El ala-pivote de 25 años llegó a New York como la nueva cara de la franquicia y esperando convertirse un All-Star en el Este. "Siento que se presentó la situación, que esta es la oportunidad, que todo el trabajo duro que realicé antes fue para prepararme de cara a esto. Eventualmente todos sentimos que tenemos una posibilidad, la mía es ahora", declaraba antes de comenzar la 2019-2020.

Su posibilidad quedó en una decepción, más allá de sus estadísticas de 19,5 puntos (líder del equipo), 9,7 rebotes (también líder) y 3,1 asistencias en 32,5 minutos por juego. David Fizdale puso a Randle en el rol de point-forward y el ex Lakers no funcionó: acumulaba tantas pérdidas (3,3 por partido con Fizdale) como asistencias (3,5 por juego), a la vez que su eficiencia como anotador decayó a un 44% de campo y 24% en triples. Randle no es un jugador que represente una gran amenaza exterior y encima demanda mucho balón, algo que obstaculiza el desarrollo de Barrett y Robinson y también el espacio que estos necesitan para sus fortalezas ofensivas. Los tres juntos terminan congestionando la pintura.

Los Knicks son un equipo que debe pensar a futuro y ya tiene dos jugadores jóvenes que son buenos a la hora de sumar puntos cerca del aro. ¿Necesitan otro más en Randle? Ojo, no es que deban regalar a un jugador joven que terminó teniendo seis partidos de al menos 30 puntos y 8 rebotes, y que es hoy por hoy el mejor talento que tienen, pero otro equipo en otro contexto, en el que Randle no sea una opción principal, sería mejor para ambos.

En los últimos 10 juegos de la temporada Julius intentó menos triples y sacó lo mejor de si: 21,8 puntos, 10,4 rebotes y 2,4 asistencias de promedio, con un 50% de campo. El último mes de la temporada podría haber sido una buena vidriera. Con apenas un año de contrato realmente garantizado (18,9 millones de salario en la 2020-2021), no debería ser muy difícil encontrarle un comprador.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Agustín Aboy Photo

Agustín es productor de contenidos para Sporting News.