Cinco historias de Portland Trail Blazers en la temporada 2019-2020

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gary trent damian lillard carmelo anthony

Con la temporada 2019-2020 suspendida de forma indefinida por la pandemia del coronavirus COVID-19 , desde NBA Global miramos hacia atrás para recordar qué estábamos viendo en una campaña repleta de condimentos. Por lo tanto, seguimos con esta serie de artículos en la que recordamos cinco historias, momentos u observaciones de cada uno de los 30 equipos que componen la mejor liga del mundo. En esta entrega, nos adentramos en el rendimiento y el camino de Portland Trail Blazers.

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El mejor Lillard y un irregular CJ

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Siempre con esa etiqueta de infravalorado a sus espaldas, la campaña 2019-2020 de Lillard solo tiene un adejetivo: sobresaliente. La producción del base ha sido escandalosa, la mejor de su carrera. Comenzó fuerte la temporada y continuó en mejor estado incluso. Eso es lo mejor de su año, que ante las necesidades del equipo ha dado la cara y respondido como un auténtico líder.

El nivel de Lillard era sublime justo antes de lesionarse en el partido anterior al parate del All-Star. Es posible que jamás hayamos visto una explosión ofensiva como la suya en ese tramo de partidos, por números y sensaciones. En los 16 encuentros previos al Partido de las Estrellas se marchó a 36,1 puntos, 8,9 asistencias, 4,9 rebotes y un 45,9% en triples lanzando 11,3 por noche.

Si bien el base ha estado en su punto más alto, su escudero ha vivido todo lo contrario. Aunque ese adejtivo de infravalorado ha caído con el paso de los años respecto a Lillard, confirmado desde hace tiempo como uno de los mejores de la NBA en su puesto, muchos se lo apropian más a CJ McCollum.

El escolta fue el Jugador Más Mejorado de la 2015-2016 y promedia 21,7 puntos por noche con un 39,8% en triples en las últimas cinco campañas, sin embargo jamás ha sido All-Star. Abrió la 2019-2020 peor que nunca: en los primeros 12 partidos llegó a registrar el mismo número de puntos que de tiros por encuentro (20,1). La tendencia ha sido positiva y con el paso de los meses se instaló en niveles vistos anteriormente, aunque con la sensación de que poco más puede ofrecer en Portland.

Carmelo está de vuelta

Carmelo Anthony

Aunque lo sencillo es decir que cómo es posible que Carmelo Anthony no tuviese un hueco antes en la NBA, quizás ha sido esa bajada a los infiernos la que le permite regresar al primer plano competitivo. Algo marchó mal en Houston, es evidente. ¿El qué? No lo sabemos. La única certeza es que Melo se pasó la 2018-2019 prácticamente en blanco.

Firmó un contrato sin garantizar con Portland cuando estos peor estaban. Parecía una mala solución. Más que un parche, una tirita que tardaría poco en caerse. La sorpresa ha llegado cuando Carmelo ha aportado en positivo, manteniendo un nivel regular y en un estado de forma mejor que en varios años.

Las carencias defensivas o su selección de tiro siguen ahí, pero su aportación ha sido destacada, más en un equipo que ha achacado muchos problemas atrás. Esa versión del Melo tirador que vimos con el Team USA y que tanto se ha demandado en la NBA jamás llegará, porque en la liga él ha sido grande y quiere morir con su estilo. Con su juego de pies y su media distancia.

Lo respalda la consistencia y un par de tramos notables. Firma 15,3 puntos, 6,3 rebotes y un 37% en triples. Veremos cuál será su siguiente paso, pero todo indica que no hemos visto lo último de esta figura.

Los jóvenes despuntan

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Ante las salidas veraniegas de Aminu o Harkless y las carencias de la rotación, Portland iba a necesitar minutos de peso de sus dos jóvenes más brillantes: Anfernee Simons y Zach Collins. El segundo se lesionó de gravedad al tercer partido y no volvió a jugar, tema que trataremos en el siguiente punto. Mientras, Simons firmó un gran inicio.

El base cuenta con una interesante historia detrás. Pasó de la NCAA para jugar una temporada en la IMG Academy. Ya con 19 años y tras un año fuera de instituto, podía declararse elegible para el Draft 2018. Y así hizo. Pasó de tener poco y tardío protagonismo en su primer año, a ser el suplente de Lillard en su segundo. Un joven de gran talento anotador cuyo desequilibrio sobre el drible es difícil de enseñar.

Las primeras semanas fueron prometedoras. Desde el banco se marchaba a casi 11 puntos y más de un 35% en triples por noche, aunque todavía su juego está marcado por la irregularidad. Es un jugador que depende de los puntos que anote, de momento es un perfil unidimensional en ataque. En los últimos 31 partidos cayó al 33% en triples y casi el mismo número de asistencias (1,6) que de pérdidas (1).

El caso de Gary Trent Jr es distinto. Mientras que Simons tiene mucho techo por explotar, Gary es un jugador que puede aportar ya de forma más consistente. También en su segunda temporada, le costó entrar en rotación, pero una vez que ha entrado, no salió de ahí. Muy inteligente en sus movimientos sin balón, un tirador muy fiable para la rotación.

Ha ido ganando relevancia, tiros y confianza con el paso de los partidos, aun así sus cifras como jugador de rol muestran lo importante que puede ser como espaciador: un 38,5% en triples con 4,5 intentos en las últimas 39 presentaciones. Portland tiene a dos jugadores jóvenes y en contratos rookies para formar parte inmediata de su plan de partido.

El objetivo para la 2020-2021 debe ser integrar a Nassir Little, primera ronda de 2020 y perfil 3&D muy interesante.

Las terribles lesiones

pau gasol, nurkic

El gran golpe para Portland en la temporada. De partida planearon el torneo sin Jusuf Nurkic, pieza de enorme impacto y desde la que parte la defensa. Sin el pivote bosnio buscaron el traspaso de Hassan Whiteside. El exjugador de Miami ha mostrado la habitual falta de concentración defensiva que le caracteriza. Capaz de lo mejor una noche y lo peor a la siguiente.

Sin su emblema atrás y disponiendo de un jugador de bajo IQ, el golpe de perder a Collins fue aún mayor. Pese a disponer solo de 22 años es un trabajador en las sombras como pocos. Hace de todo: puede jugar como pívot móvil o con otro al lado; pelea en los tableros, sobre todo el ofensivo; tiene olfato para los tapones; buen pasador; y con tiro exterior.

Por si fuera poco hay que sumar la negativa recuperación de Pau Gasol. Es cierto que este escenario era ya contemplado como una posibilidad y por eso el español terminó cortado, aunque es imposible dejar de pensar qué hubiese sido de Pau si a los Blazers les hubiesen respetado más las lesiones. Quizás hubiese seguido recuperándose con ellos.

¿Hacia dónde marcha el proyecto?

#Lillard

Esta es la gran pregunta a hacerse. Primero Lillard era la joven estrella al lado de LaMarcus Aldridge. Ahora suma unos cuantos años como estrella en solitario al lado de McCollum y la sensación de estancamiento no podría ser mayor, incluso después de haber alcanzado las Finales de Conferencia Oeste en 2019, hecho más casual que causal.

La franquicia tiene atados a Lillard, CJ y Nurkic para los próximos años (2023-2024 los primeros, 2021-2022 el pívot), y a Collins, Simons, Little y Trent Jr en contrato rookie. Deben tomar una decisión sobre los 12 millones no garantizados de Trevor Ariza del siguiente curso, que en principio rechazarán; mientras esperan las decisiones de Rodney Hood y Mario Hezonja en sus opciones de jugador.

Más allá de si vuelve o no Carmelo, los Blazers necesitan algo más. A ese bloque le faltaría un alero de primer nivel que pueda rendir en ambos lados de la pista, algo que será difícil de conseguir en la Agencia Libre 2020. También han dejado escapar el expiring de Whiteside, una oportunidad única de invertir esos más de 27 millones en un traspaso positivo para el corto plazo.

¿Traspasar a McCollum?, ¿mantener el bloque y buscar pequeños ajustes? La directiva tendrá que tomar decisiones. Sí, tienen a Lillard atado y comprometido, la única pieza intocable en Portland, pero jamás han sido candidatos con el base.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

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