Los ingredientes para hacer un equipo campeón son diferentes y diversos. No existe una receta concreta, pero sí unas líneas que todas las organizaciones tratan de seguir. Al dar molde al plantel, la presencia de estrellas se antoja obligatoria. Sin figuras de primer nivel es imposible ganar, o al menos la tarea se vuelve más complicada. Cómo si añadir dificultad fuese lo ideal.
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Pero al igual que es necesario contar con ese jugador top 5 o esa pareja que se asienta en el top 20 de la liga, también se necesita de jugadores que rindan en Playoffs. Esos que facilitan el trabajo de los grandes nombres, que además aportan en momentos clave y su impacto siempre queda corto al mirar la estadística.
Hoy es el aniversario de una de las actuaciones más brillantes de uno de los complementos más destacados de la historia de la NBA, Robert Horry. Este mítico alero de 2,06 metros ganó títulos -sí, en plural- con todas las franquicias que disputó minutos en Playoffs: dos con los Houston Rockets (1994 y 1995), tres con Los Angeles Lakers (2000, 2001 y 2002) y otros dos con San Antonio Spurs (2005 y 2007).
Los años de mayor brillo individual para Horry fueron los primeros en Houston. Drafteado por los texanos con el pick 11 del Draft de 1992, fue el complemento al lado de Hakeem Olajuwon y Otis Thorpe en los Rockets campeones durante el primer retiro de Michael Jordan gracias, principalmente, a su combinación de tamaño, IQ y lanzamiento exterior. En el último de sus cuatro cursos completos en Houston llegó a promediar 12 puntos con un 36,6% en 5,5 intentos por noche.
Traspasado a los Suns en agosto de 1996 en el movimiento que llevó a Charles Barkley a Houston, Horry apenas duró unos meses en Arizona. En enero de 1997 salió de nuevo traspasado, esta vez en dirección Hollywood para jugar en los Lakers de Shaquille O´Neal y un entonces novato Kobe Bryant. Fue titular en la 1997-1998, pero en los tres años de campeonatos fue figura clave desde el banco pese a unos números que no reflejaban su peso.
El episodio de hoy, del que es máximo protagonista, tuvo lugar en la temporada de su traspaso a LA, la 1996-1997. En los Playoffs de esa temporada, los discípulos de Del Harris se vieron las caras en Semifinales del Oeste con los favoritos de la Conferencia, los Utah Jazz de John Stockton y Karl Malone, que a la postre alcanzarían las Finales y caerían contra los Bulls.
Después de que la franquicia mormona ganase sin muchos problemas el primer partido (93-77), los Lakers dieron mucha guerra en el segundo. Kobe por aquel entonces apenas tenía peso en el equipo, era su año rookie. La responsabilidad anotadora recaía en Shaq y, a su alrededor, Nick Van Exel, Eddie Jones, Byron Scott y el propio Horry, aunque sus apariciones solían darse más con cuentagotas.
Pero aquella noche del Juego 2 en el Delta Center de Utah, Horry se sintió inspirado. En una pésima noche en el ataque de los Lakers, donde ni siquiera Shaq podía ser efectivo ante las torres del Jazz (10 de 25 en tiro), Horry intentó siete tiros de campo y convirtió todos: un 7 de 7 en triples que sigue siendo a día de hoy la mayor cantidad de triples convertidos sin fallar en Playoffs.
Sin embargo, los Lakers no encontraron arsenal suficiente para responder a los 31 puntos de Malone y los 21 tantos de Jeff Hornacek. Hasta que no llegase Phil Jackson al banco de los angelinos, ganar un anillo fue imposible para el equipo de Shaq, Kobe y Horry.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.