El 14 de julio de 2004 se ponía punto y final a una de las mejores parejas de la historia del baloncesto. El dúo formado por Kobe Bryant y Shaquille O'Neal dirigió a Los Angeles Lakers a tres títulos en cuatro Finales, todas ellas comandadas por Phil Jackson desde el banquillo.
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Sin embargo, era un episodio que no tomó a nadie por sorpresa. La relación entre Kobe y Shaq se fue deteriorando poco a poco y la temporada 2003-2004 supuso todo un reto para los Lakers. Los fichajes de Gary Payton y Karl Malone, dos Hall of Fame en sus últimas, quedaron lejos de dar a los Lakers solidez. Fue un año complicado en el que los problemas en la pareja crecieron.
Así, tras caer de forma fulminante en las Finales de 2004 ante los Pistons, Shaq pidió salir traspasado. Por un lado estaban O'Neal y, al parecer, Phil Jackson, que según Tex Winter no quería regresar a los Lakers si Bryant volvía. Justo ese verano se daba la coincidencia de que las tres piezas estrellas, escolta, pivote y entrenador, podían salir.
Los Lakers querían dar un vuelto al ataque y dejar el triángulo atrás, regresar a un estilo más veloz y cercano a los días del Showtime de los 80. Pero era algo impensable con Jackson y menos todavía con Shaq. El mítico entrenador hizo saber a la franquicia que no regresaría y Mitch Kupchak dijo en público que traspasar a ONeal estaba sobre la mesa. Fue entonces cuando él mismo pidió salir.
Un viejo conocido de los Lakers, precisamente el entrenador del Showtime, apareció para pescar el pez gordo. Pat Riley cerraba el traspaso y Miami Heat enviaba a Lamar Odom, Caron Butler, Brian Grant y su primera ronda de 2006, con la que seleccionarían a Jordan Farmar. Así terminaba la era de Shaq en Hollywood, que hasta el traspaso acumulaba 11 All-Star y unos promedios de 27,1 puntos, 12,1 rebotes, 2,9 asistencias y 2,6 tapones.
Los Heat notaron de inmediato la presencia de Shaq pese a que su rendimiento individual caía en picada. Ya no era esa versión dominante e imparable de Orlando y Lakers, era otro jugador, pero seguía siendo diferencial por su simple presencia. Mientras, los Lakers renovaron el mismo 15 de julio de 2004, el día posterior a oficializar el traspaso, a Kobe Bryant por un contrato de cinco años y 136 millones.
Miami había alcanzado las Semifinales del Este en 2004, cuando Shaq todavía estaba con los Lakers. En el primer año con el pivote terminaron como el 5º mejor ataque y la 6º mejor defensa, con un Wade intratable en lo anotador y O'Neal dando sentido al equipo. Cayeron 4-3 contra los Detroit Pistons, verdugo de Shaq menos de un año atrás.
La venganza para O'Neal y el Heat llegó en 2006. Se impusieron a Detroit 4-2 y jugaron las Finales contra Dallas Mavericks, en las que el interior tuvo muchos problemas para rendir a nivel individual. Aun así y pese a tener tramos de nivel realmente bajo, esta frase de Riley es totalmente cierta. "No hubiésemos ganado el título de 2006 sin los esfuerzos de Shaquille O'Neal".
Después del éxito, que significaba el cuarto del pivote, la decadencia llegó a Miami. Shaq desplomó su rendimiento, Wade comenzó con problemas físicos y, en un abrir y cerrar de ojos, estaban en reconstrucción. O'Neal cerró su etapa en Florida al ser traspasado a Phoenix el 6 de febrero de 2008. Promedió 18,6 puntos, 8,4 rebotes y 1,8 tapones en sus tres temporadas y media con los Heat, equipo que tiene retirado su dorsal.
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