Trae Young: la despedida de una temporada atípicamente exitosa

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Trae Young

¿Se puede tener éxito pese a vivir con algún que otro cuestionamiento a la hora de ver ese éxito? Sin dudas. Al cabo, no existe una manera concreta, puntual, definitiva y única de definir al éxito, porque está claro que eso va mucho más allá de ganar o, en el caso del básquet, tener buenos números. ¿Se puede decir que Trae Young tuvo una temporada exitosa? Difícil cuestionarlo. Pero claro, también es complicado evitar ver esa situación positiva con alguna que otra duda.

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Lo concreto es que la aprobación del formato de reinicio de la 2019-2020 (pautado para el 30 de julio) tendría a 22 equipo para completar el curso en Orlando, y entre ellos no está Atlanta Hawks, llegando a su fin la segunda campaña del base nacido en Oklahoma. Así, es bueno mirar hacia atrás y analizar lo que nos dejó uno de los grandes talentos jóvenes de la competencia.

Primero, lo positivo, porque en definitiva decimos que su temporada había sido exitosa. Y vaya si lo fue. De cierta manera, Trae terminó de sacarse varios de los fantasmas que lo persiguen (y lamentablemente lo seguirán haciendo) desde la noche del Draft 2018 en que llegó a la liga. Porque ser elegido en el 5° lugar y, sobre todo, ser canjeado por Luka Doncic (#3) lo cargó con una mochila que no debería ser tal. ¿Por qué ponerlo constantemente en la línea del esloveno, una joya generacional sin igual? Que Luka haga maravillas no debería imperdinos disfrutar de todo lo bueno (que es mucho) que hace Young.

La evolución de Trae Young
Temporada Minutos Puntos Rebotes Asistencias %TC %T3
2018-2019 30,9 19,1 3,7 8,1 41,8% 32,4%
2019-2020 35,3 29,6 4,3 9,3 43,7% 36,1%

Desde lo numérico, el salto de Trae fue notable. Como rookie ya se había mostrado como un pasador creativo y preciso, y su segunda campaña no hizo más que potenciarlo. Existen pocos jugadores en la liga con su capacidad para jugar en parejas, y los resultados están a la vista: terminó como el segundo mejor de la NBA en promedio de asistencias (9,3), en asistencias potenciales (17,3) y en puntos creados desde sus asistencias (23,2), siendo LeBron James el único que lo supera. Su 0,98 punto por posesión como portador de balón en situaciones de pick and roll, siendo el que más acciones toma de este tipo en la liga (15,7) es un registro por demás interesante (se ubica en el 83,9 percentile; es decir, que esa marca es mejor que ese porcentaje de jugadores en la liga).

Trae, poco efectivo en su comienzo en la liga, mantuvo su línea ascendente en cuanto a porcentajes, mejorando en todos los rubros y confirmándose como uno de los tiradores más peligrosos de la NBA, por volumen y por rango de lanzamiento. El 36,1% en triples con 9,5 intentos por juego lo tiene entre los mejores en ese área. Por caso, Luka tira casi tantos triples como él (9,1) pero el acierto baja a 31,8%.

Y un aspecto que merece destacar es cómo se está transformando en un peligro también yendo hacia el aro. Young es el tercero con más penetraciones en toda la NBA (19,9 por partido), y concretó un genial 53,7% de sus lanzamientos en la zona restringida. Cuando pensamos que hablamos de un jugador que está lejos de ser un portento físico (1,85 metro, 81 kilos), no queda otra que ponderar su capacidad para definir en contacto. Además, fue más y mejor a la línea (de los 5,1 intentos como rookie a los 9,3 como sophomore, subiendo el acierto de 82,9% a 86%). Otro punto a favor es lo cómodo y peligroso que se siente con la flotadora, recurso de elite que sirve para castigar a los mejores protectores de aro. ¿Un ejemplo? Rudy Gobert.

Así, no sorprende que haya instalado su nombre como el cuarto máximo anotador de toda la NBA (29,6 por partido), sólo por detrás de James Harden, Brandley Beal y Giannis Antetokounmpo, para acompañar de la mejor manera posible el hecho de ser el segundo mejor pasador. Su elección como titular en el All-Star Game de Chicago, su primero, se antoja bastante adecuada, ¿no?

¿Dónde están las dudas?

Trae Young

Muchas veces, el concepto de "números vacíos" cargó a varios jugadores. El conseguir excelentes números sin acompañarlos con un impacto positivo en lo colectivo. ¿Es el caso de Trae? No lo parece. Al cabo, los contextos importan muchísimo, y está claro que los Hawks no supieron dotar de consistencia y buenas producciones al entorno de su base. Hay mucho talento joven, pero el salto que algunos esperaban quedó lejos, muy lejos: del 35,4% de victorias de la 2018-2019 (29-53) al 29,9% (20-47) con el que se despidieron de la 2019-2020.

De nuevo, contexto. Y en ese sentido es imposible no considerar que el principal compañero de Young, por talento y por encaje con sus cualidades como es John Collins, se perdió 25 partidos al comienzo del curso por violar el programa anti-drogas de la liga. En ese tramo, los de Lloyd Pierce apenas ganaron 4 encuentros. ¿Collins es tan importante como para no poder salir de un hueco semejante? No tanto, y ahí es donde las dudas sobre Young pueden aparecer.

El ser una estrella también engloba el factor de potenciar a tu entorno, más allá de producir en lo personal. ¿Young lo hace? Es difícil responder que no cuando vemos que lo que ya es un rating neto negativo con él en cancha (-4,9) se derrumba a un -12,2 cuando el base descansa. Sin dudas que los Hawks son mejores con él jugando, incluso cuando hablamos de alguien que pierde casi 5 pelotas por partido (un aspecto a mejorar, por supuesto).

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Una vez más: contexto. ¿Cuánto mejor sería Atlanta si logra rodear a Young de los intérpretes ideales a su alrededor? ¿Cuánto mejor rendirían con un sólido pivote de corte defensivo, y con un probado alero 3&D? La llegada de Clint Capela quizás empieza a responder esa pregunta, que está claro que esconde otro factor: la debilidad defensiva de Young es clara y, probablemente, no tenga modificación. En esconder sus carencias con una buena estructura estará también una buena parte del éxito.

En definitiva, no todo es blanco o negro. ¿Por qué medir a Young con la misma vara que a Doncic? ¿Por qué condenarlo por la falta de victorias de Atlanta? ¿Por qué no deberíamos pedirle un poco más en los aspectos que falla? Como a todo talento joven, lo mejor es darle tiempo. No hay que perder de vista que hablamos de un jugador de 21 años que, en apenas dos temporadas, hizo bastante más que la media. Esta 2019-2020 dejó un éxito atípico, con algunas dudas, pero éxito al fin para Young. "Queremos llevar esto a nuevos niveles en la próxima temporada", dijo hace unos días en ESPN. Y en ese deseo de superación hay una llave: Young es una estrella que quiere llegar a lo más alto.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Autor/es
Leandro Fernández Photo

Editor Jefe de las ediciones en español de The Sporting News.